Lunes pasado por agua y yo con un gripazo del copón, no creo que ambos duren muchos días, y si lo hacen, que me conquisten con flores o con alcohol.
El pasado jueves tuve el enorme placer de presentar "Le llamaremos Bobby" en el cine más mítico que quizás quede en todo el estado, el cine Capitol de Madrid, en plena Gran Vía, bajo el rótulo luminoso de Schweppes...
Raúl Cerezo y la gente de The House of films organizan un pase de cortos al mes en tal emblemática sala y el pasado 17 de noviembre me dieron la alegría de programar el corto junto al de otros realizadores.
Llegó el día y amanecí con el nerviosismo que me caracteriza y que me obliga a mover la pierna derecha, a modo de trastorno obsesivo compulsivo, como si de Tambor se tratase. Conforme fueron pasando las horas, todo fue a peor, y sólo me relajé cuando pude esconder mi cabeza entre las butacas de la sala una vez se apagaron las luces... A medio pase, en uno de los otros cortos, a dos butacas a mi derecha un tío sacó un papel o comía algo que me volvió a poner nervioso. Ese tipo firmó su sentencia de muerte, lo que pasa es que no lo sabe y yo no tengo ganas de mancharme las manos... Aún...
El pase fue un éxito, a la gente le encantó el corto. Es una gozada ver como la gente ríe con algo que has escrito hace casi tres años y que les hace pasar un buen rato.
Eso sí, en todo momento fui apoyado in situ por amigos: Alicia, mi ayudante de dirección Sergy, Tere, Andrea, mis bestias favoritos y demás. Y apoyado en la distancia por la gente de Bamf Producciones y mis Callahanes, Michis y demás.
Muchas gracias a todos y a la gente nueva que he ido conociendo estos días, como Helio Mira, Gorka León, Cristina Segarra, Coti, y demás gente maja del mundo del cine.
Próximo pase en Banyoles, el 30 de noviembre.
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