14 jun 2011

Monteys: Oscar a la vista, como mínimo.




Se me metió en la cabeza: ha de salir Monteys en el corto.

Junio del 2010. Calor asfixiante en Barcelona y en mis axilas. Enfundado en unos elegantes tejanos negros y una camiseta del mismo color, para ocultar posibles camacheras, entro en la redacción de "El Jueves" en busca de Albert Monteys. Mi meta: ir a comer y venderle la moto.
Me recibe Jordi Coll, editor de Amaníaco y mejor persona, me hace un pequeño tour por la redacción y deja en mis manos al bueno de Albert, que ni de coña sabe lo que se le avecina. Miento, sí lo sabía, pero quería darle más emoción.
Recoge sus cosas. Esa semana empiezan la jornada intensiva en la revista, así que cree que después de comer se largará feliz y contento a su casa. Me hace una inocente pregunta: "¿Vamos a comer a un japo?" y mi silencio le genera una mueca de desesperación y asco, su cabeza piensa en esos momentos algo así como: "Dios, el típico hijo único que sólo come pizza y macarrones". Le di la razón con mi respuesta: "Lo siento Albert, soy el típico hijo único que sólo come pizza y macarrones".
Diez minutos más tarde, en una pizzería cercana en Gran Vía de Corts Catalanes, le explico mi parecer y el porqué ha de salir en mi cortometraje. Mientras acababa su Coca-Cola de 350ml casi de un tirón, un hilito sonoro sale de su boca: "Venga, lo haré". Acababa de cometer un error que lo lanzaría al estrellato del universo cinematográfico. O eso le dije para animarlo.

30 de Abril del 2011, cerca de las 9 de la noche, en Amer. Albert aparece. Respiro tranquilo, por un momento llegué a pensar que un ataque de cordura le había invadido y obligado a retroceder justo a tiempo. Pero no, ahí estaba, acompañado por sus hijos, su mujer y algún que otro familiar. Se enfunda en su traje, se mete en el papel. El guarda forestal Ramos ha llegado, ha nacido una estrella.
Pocos minutos después esa estrella casi muere atropellada por el coche de nuestros protagonistas, pero esa es otra historia...

Lo conseguí, Monteys sale en mi corto.

Desde aquí quiero agradecer enormemente la dedicación y paciencia de Albert, y su colaboración en el corto del "típico hijo único que sólo come pizza y macarrones".

También agradecer la labor de Ismael Ferrer y Noemí Elias, a quien robo sus geniales fotos para subirlas a este blog.

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